Carta a mis hijos

Miami, Domingo de Pascua, 12 de abril de 2020.

 La soledad me pesa. La sociedad también… Te contradices. ¿Es la soledad lo que te pesa o es la multitud? Te tomas por un pensador y no tienes ninguna lógica”

Eugene Ionesc

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CARTA A MIS HIJOS

Nací un 6 de septiembre de 1980, en Caracas, Venezuela, algunos consideran que por mi fecha de nacimiento pertenezco a la generación X, otros contemplan que soy el inicio de la generación Y o milénica, un tercer grupo me define como parte de un pequeño porcentaje de personas a los que se les llama la generación puente o de transición entre los X y los milénicos, me inclino a pensar que soy más que nada parte de ese puente, siempre me he sentido a lo largo de mi vida en una transición de aprendizajes y hoy más que nunca siento que estoy viviendo la gran transición de la humanidad, ya que el mundo como lo conocíamos nunca volverá a ser el mismo.

La Pandemia del Covid19 tiene al planeta en cuarentena, calles vacías, espacios llenos de silencios, quizás a diferencia de lo que algunos piensan, por primera vez, en muchos años no estamos perdiendo el tiempo, sino ganándolo, porque se ha producido el ambiente propicio para reflexionar, para la introspección y quizás eso es lo que hoy la humanidad más necesita.

El dramaturgo Eugene Ionesco en su obra El Rinoceronte (1959) decía: “La soledad me pesa. La sociedad también… Te contradices ¿Es la soledad lo que te pesa o es la multitud? Te tomas por un pensador y no tienes ninguna lógica”. Lo que nos está pasando como sociedad con el covid19 se escapa a nuestra lógica, pero la vida que llevábamos en la cual sólo vivíamos para trabajar, en la cual hacer dinero era lo único importante, donde cada día destruíamos más y más la naturaleza y el planeta era también carente de lógica. Vivíamos en multitud pero desconectados por las noticias, por el celular y la tecnología, estábamos sin realmente “estar presentes” en el aquí y el ahora.

A mis hijos les digo que están viviendo un momento único de la humanidad, a mis hijos les hablo de ética y valores morales y les digo que ellos vivirán un mundo diferente y que tiene que ser mejor que este, que el que construimos sus padres y sus abuelos y el resto de sus ancestros. Después de la Primera Guerra Mundial nos dimos cuenta que fallamos, con la Segunda Guerra Mundial los errores fueron catastróficos, pasamos de un error a otro error tratando de enmendar el mundo para las generaciones futuras, algunos crecimos aprendiendo de la carencia para luego pensar y sentir que sólo debíamos trabajar fuerte para darle a nuestros hijos todo lo que nos faltó y hemos forjado un mundo donde todas esas cosas materiales por las que tanto trabajamos ya no tienen valor, todo es desechable, todo tiene un tiempo de expiración y es mejor desecharlo cuanto antes.

Lo más oscuro que esta pandemia nos ha mostrado es lo lejos que nuestra economía del desecho había llegado, escuchar a políticos como el exgobernador de Texas, Dan Patrick, decir en una entrevista para el canal Fox News (el 24 de marzo de 2020): “Mi mensaje es que debemos volver al trabajo, volvamos a vivir, seamos listos acerca de todo esto y los mayores de 70 ya cuidaremos de nosotros mismos. No sacrifiquéis el país, no sacrifiquéis el gran sueño americano.”

Lo que más resuena en mis oídos de estas declaraciones son dos frases, una es “seamos listos” y la otra es “el sueño americano”. Me pregunto en primer lugar como se puede ser listo perdiendo el sentido y el valor de la propia vida. La segunda pregunta que me hago es ¿Qué sueño americano? Vivimos en un país donde la mayoría de las personas no tienen derecho a un sistema de salud justo y decente, vivimos en un país donde los jóvenes deben pasar toda su vida endeudados para quizás lograr terminar una carrera en la universidad. Vivimos en un país donde muchas personas tienen que tener 2 y hasta 3 empleos para mantener a una familia, vivimos en un país donde hay niños que sino van al colegio, en sus casas no pueden recibir más de una o dos comidas al día y ¿Esto es el sueño americano? Yo sustituiría una palabra y lo llamaría El engaño americano, para empezar a sonar un poco más honesta.

Muchos al leer estas líneas me van a considerar socialista, comunista y nada más alejado de la realidad. Tuve que dejar mi país, Venezuela, por el horror de un régimen dictatorial comunista que instauró allí el difunto Hugo Chávez y que ha perpetuado el régimen de Cuba junto a Maduro como títere. No podría jamás estar de acuerdo con un sistema como ese que no sólo destruye un país, sino el alma de las personas. Pero, tampoco puedo estar de acuerdo con un sistema como el que tenemos ahora en Estados Unidos, donde nuestros políticos nos dicen abiertamente que vale la pena dejar morir a nuestros ancianos y que vale la penar olvidar la cuarentena y simplemente volver a producir dinero porque es lo único importante, no jamás estaré de acuerdo con algo tan abominable. Ambos sistemas merecen nuestra censura y repugnancia. Sé que así como yo, hay muchas personas que se sienten atrapadas entre dos ideologías absurdas que no son la repuesta a ninguna de nuestras necesidades como humanidad.

Pero, dónde está la repuesta, cuál es el mejor sistema ¿Acaso existe? No tengo las respuestas y quizás moriré sin tenerlas. Sin embargo, con el covid19 he visto un rostro de la humanidad en el que creo profundamente, son por ejemplo, los médicos que alrededor del mundo han sacrificado y sacrifican sus vidas por salvar otras, esas enfermeras, ese personal hospitalario que ha dado la cara por nosotros, que ha puesto públicamente en tela de juicio la labor de tanto político inepto en el mundo. Si, a ellos gracias.

Con el Covid19 he visto la labor de los artistas, que desde You Tube y tantas otras plataformas digitales han ofrecido su música gratis, como hoy lo hizo Andrea Bocelli en un concierto único desde el Duomo de Milán, en Italia. Ellos, desde lo más sutil y simple del alma se han puesto al servicio para mantener viva a la humanidad desde la esperanza.

Con el Covid19 he visto sacerdotes haciendo hasta lo imposible por ayudar a sus parroquias, he visto líderes religiosos dando buenos ejemplos. He visto personas sin credo, ni religión meditar en conjunto, a una sola voz por la paz y el amor. He visto como el mundo después de vivir sin parar, se ha tomado una pausa para ver lo verdaderamente importante, “El amor”.

Sé que lamentablemente muchos con lo vivido en esta pandemia no cambiarán, otros, y pienso somos la mayoría jamás volveremos a ser los mismos. A mis hijos les digo, no olviden los días del Covid19, algunos de nosotros vivimos guerras, la caída del comunismo en la mayor parte del mundo, vivimos la caída de las torres gemelas, es cierto, pero nada comparable con el cambio que el Covid19 nos trae. Hoy sabemos que somos parte de una humanidad, que lo que le ocurre a uno puede afectar la vida de todos, sí, hoy nos quedó claro que el peor virus de nuestro planeta y de cualquier sistema es el egoísmo. A mis hijos, les digo en este domingo de Pascua, una bella frase de Jesús: “ Es el amor lo que los hará libres”

María Eugenia Fanti

Periodista y Escritora Venezolana-Americana

Copyright © 2020 María Eugenia Fanti. Todos los Derechos reservados

3 respuestas a «Carta a mis hijos»

  1. Comparto plenamente las palabras, las ideas y los sentimientos del artículo. Ojalá sepamos aprovechar esta desgracia y cambiemos algunas de las visiones, valoraciones, sistemas de creencias que nos han llevado a este estado de cosas, socialismo o capitalismo mediante.

    1. Muchas gracias Julio por tu comentario. Muy apreciado.

    2. Muchas gracias Julio por tu comentario.

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